lunes, 26 de marzo de 2007

El viaje de ida

La primera gran noticia del viaje me la da Iberia cuando embarco. Mi billete turista obtenido con puntos, bendita Iberia Plus Oro, se convierte en un confortabilísimo viaje en business, lo que podía ser un vuelo normal se transforma en lujosa comodidad y el síndrome de la clase turista muda en cava de Peralada, Barón de Ley Gran Reserva del 96, rosbif de cebón con terrina de hígado de pato, cardos en salsa de almendras, postres de Paco Torreblanca y café de Colombia.

En sintonía con esta noticia, el comandante anuncia por megafonía 24 grados y cielos despejados en BsAs. Si fuera gitano, me bajaba del avión sin perder un segundo.

En la revista de entretenimiento a bordo, la siguiente de las sorpresas: en el canal 27, hay unas asturianadas de unos tipos que se llaman Guti y Arévalo. En la fila de delante, una argentina discute en francés con acento porteño con su novio gabacho Oliver, yo repaso en la memoria el estribillo de "Soy de Verdicio", la señora del asiento contiguo al mío al otro lado del pasillo se persigna, las azafatas corren a sus asientos y el comandante anuncia que la torre de control, con una hora de retraso, nos autoriza el despegue.

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