es el Señor el que salva a los justos

- Hola, Ana, ¿qué tal estás? ¿Qué me cuentas?
- Yo estoy bien, pero tengo que darte una mala noticia.

Una puerta que se abre muestra un campo amaneciendo. Hace frío afuera, porque todavía la tierra suda una neblina espesa. Una persona se dispone a salir por la puerta, y desde el quicio, mira hacia atrás. Serio, sin cambiar el gesto de la cara, como si nadie le estuviese mirando. Como si nadie le estuviese viendo. Se aleja caminando, hasta que de tan lejos que está, y a causa de la niebla, ya no soy capaz de distinguirlo.

La puerta se cierra.

Descanse en paz, Ramón Vega.

Tenías pinta de ser de Oviedo

Lugar: Oviedo, aprés midi.

- Por favor, ¿sabes dónde está Santa Cristina? ¿Al lado de la calle Uría?
- ¿La calle Santa Cristina?
- No, la cafetería Santa Cristina.
- Pues no tengo ni idea, lo siento, no soy de aquí.
- Tenías pinta de ser de Oviedo.

Me jodió, lo reconozco.

todo se repite

A estas alturas ya deberías saberlo. Es una verdad universal. Puede que no sea el mismo pájaro el que vuelva a pasar, o que no sea un pájaro. Que incluso tu creas inicialmente que lo que ha ocurrido no ha acontecido antes, pero estás equivocado. Es un mecanismo de una noria que gira, que siempre avanza en el mismo sentido, circular, en ocasiones más despacio, y aunque hasta a veces parezca parada. La misma frase que un día dijo un tatarabuelo, la repite su tataranieto, en una situación que, vista desde una perspectiva general, bien podría ser la misma, sin detalles.

El mismo libro escrito dos veces, o, si te fijas bien, el mismo capítulo escrito en dos libros diferentes. El mismo gesto, la misma mirada, la misma conversación. Párate, observa, escucha, y llegarás a la misma conclusión. Lo bueno y lo malo. Bruto apuñalando a César en unas escaleras. Colón descubriendo América. Una semilla que germina, sólo posible de observar a nivel microscópico. Tus sentimientos. El amor de una madre por su hijo. Todo se repite.