Pues si, ha llegado el fin. El 15 de abril de 2011 finalizó mi contrato de expatriación y estoy a la espera de destino. Desde entonces todos los días parecen el mismo, como los grises y lluviosos de
Martin Sheen aguardando impaciente por una misión en la jungla de Vietnam, bajo los efectos de sabe dios que combinación de alucinógenos. Como a él, la ansiedad que generan las nuevas expectativas poco a poco me va convirtiendo en aquéllo que estoy llamado a destruir.
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