Es posible que hace poco más de 30 años, paseando por estas mismas calles de Cartagena, Gabriel García Márquez encontrara la inspiración, puede que al doblar alguna esquina y respirar el aire caribeño y colonial, y comenzara a escribir la historia de Florentino Ariza y Fermina Daza, la historia de amor más bonita jamás escrita. Así me gusta creer que ocurrió.
Buscando musas.
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