lunes, 9 de abril de 2007

Me sale el asado por los poros

No sé si la Real Academia Española de la Lengua recoge algún término para referirse al empacho diario de fajarse comiendo asado, pero si tal entrada existiese y el diccionario fuese ilustrado, deberían poner una foto mía esta semana al lado de la definición. Llevo un par de días seguidos devorando asado, amén de los bifes y demás carnes de otros días, y me muero por comer cualquier pescado, sin segundas.

Además de esta simulación de estado de embarazo contínuo, estos días estamos sufriendo plaga de mosquitos en BsAs, y me han picado por todos lados menos por uno por el que me uno al continente y se llama itsmo. Normalmente no me suelen picar, pero aquí me están abrasando. Deben de decir: "ahí está el español" y vienen a por mi, sino, no se explica. Continúa el calor, aunque se espera que bajen las temperaturas esta semana, justo cuando me vuelvo.




Uno de los asados de esta semana fue una invitación en casa de un militar retirado, ex-jefe de comunicaciones del gobierno de Alfonsín, entre otros, y que participó en las olimpiadas de Roma en el 60, en la modalidad de pentalon moderno, además de haber sido campeón de esgrima. Una sobremesa entretenida, con anécdotas de Cassius Clay y Juan Carlos de Borbón, entre otros.

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