José Sousa ha vuelto a Varsovia, creo que ya puedo hacerlo oficial después de que lleve aquí más de tres meses. Como si fuera un agujero negro, Polonia lo ha atraído, para regocijo mío, claro está, olé por los agujeros negros estos. Ayer, en la primera cena en su nueva casa, conversación girando en torno al sueño americano. Para el que no lo haya visto en el cine, el sueño americano consiste en el fin más básico que tiene el capitalismo: hacerse rico, entendámonos, a base de trabajo. Alguien dijo en la cena que si en los "esteits" (States, United States of America, USA, EEUU, los estados unidos, joder, que tengo que explicarlo todo) tu tienes una idea, tienes el camino expedito para hacer mucha pasta, currando mucho, eso si se apostilló. No sé si es así o no, pero lo que si tengo más que clarinete es que a mi el sueño americano me la trae más bien al pairo. Y con los esteits dentro.
Por contraposición, creo que hay un sueño europeo, o mi sueño europeo, o como se le quiera llamar, que es intentar vivir bien, que es disfrutar de las pequeñas cosas. Sí es cierto que si trabajas mucho a quien haces rico es a los accionistas de tu empresa, pero a mi me importa muy poco. Me contento con tener dinero para salir a cenar con amigos, con estar con personas con quien me gusta charlar o que simplemente me crean una zona de conforto (pinchad aquí para ver la definición de zonas de conforto). Y para estos vicios tan poco burgueses, de momento me alcanza el sueldo.
No necesito más. Mi sueño europeo particular.
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