viernes, 21 de noviembre de 2014

es el Señor el que salva a los justos

- Hola, Ana, ¿qué tal estás? ¿Qué me cuentas?
- Yo estoy bien, pero tengo que darte una mala noticia.

Una puerta que se abre muestra un campo amaneciendo. Hace frío afuera, porque todavía la tierra suda una neblina espesa. Una persona se dispone a salir por la puerta, y desde el quicio, mira hacia atrás. Serio, sin cambiar el gesto de la cara, como si nadie le estuviese mirando. Como si nadie le estuviese viendo. Se aleja caminando, hasta que de tan lejos que está, y a causa de la niebla, ya no soy capaz de distinguirlo.

La puerta se cierra.

Descanse en paz, Ramón Vega.

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